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Un ocho cilindros en línea para Buick. 1931 Series 60

¡Sin duda alguna, hubo problemas en Flint, Michigan! En 1927 la proporción de Buick en matriculación de vehículos nuevos había sido del 8.86 por ciento. ¡Pero en dos cortos años esa cifra se había reducido en más de la mitad, a sólo 4.05 por ciento! Ningún otro automóvil, salvo el moribundo Jordan, había caído de manera tan precipitada en un lapso de dos años.

El estilo tuvo mucho que ver con el problema, por supuesto. Si el modelo de 1928 se veía ponderoso, y lo hacía, el ’29 parecía embarazado. En sorprendente comparación estaban las limpias y frescas líneas de la competencia. Chrysler por ejemplo, Studebaker y Nash.

El rendimiento del Buick tampoco era algo de que entusiasmarse. El acostumbrado serie 116 de 1929, por ejemplo, empleando una modesta relación de compresión de 4:3.1, era calificado en tan sólo 74 caballos de fuerza. A manera de comparación el Hudson Super Six, el cual se vendía a sólo unos cuantos dólares menos que el Buick, sacó un vigoroso motor de 91 caballos de fuerza.

Aparte, los Buick, particularmente los más grandes, habían ganado una merecida reputación de ser traga-gasolina. Eso tampoco ayudó, ni siquiera en esos días de combustible barato.

Limpiaron un poco el estilo para el modelo de 1930, y bajaron el perfil del Buick unas cuantas pulgadas. Nuevos títulos fueron otorgados a todos los modelos, al convertirse en los Serie 40, 50 y 60. Las calificaciones en desplazamiento y caballos de fuerza subieron en la pizarra, y se estiró la distancia entre ejes. No se hizo mucho en relación al problema del rendimiento de gasolina, pero se ampliaron los tanques de gasolina, lo cual al menos proveía al coche con mayor autonomía de manejo.

Pero había otra cadena en la proa del Buick. Introducido en Junio, el 1929 como modelo 1930 fue un automóvil “compañero” de menor precio llamado el Marquette. Cuatro pulgadas más corto en la distancia de ejes, 775 libras más ligero y $270 menos costoso que el Buick más pequeño, se esperaba incrementara el volumen de la división al ampliar el segmento del mercado. Desafortunadamente el Marquette – aunque era un automóvil bueno y realmente un coche más lindo que su socio superior- atraía poco al comprador tradicional de Buick. En todo caso, incluyendo su motor de válvulas laterales, el recién llegado fue modelado a partir del Oldsmobile, en lugar de cualquier modelo anterior de Buick. Tampoco ayudó la llegada de la Gran Depresión. Al final del año del modelo 1930 sólo 35,007 Marquettes se vendieron, y la línea fue silenciosamente abandonada.

Mientras tanto, algo mucho más dramático estaba en desarrollo: ¡El primer Buick de ocho cilindros!

La suma de dos cilindros más parece una manera extraña de enfrentar el infortunio de la depresión o revertir la imagen de Buick de ser traga-gasolina. Pero mantengamos en mente dos factores: Primero, virtualmente todo mundo en esos tiempos, desde el presidente Hoover hasta la horda de trabajadores desempleados, esperaban que los tiempos difíciles fueran una aberración temporal. La prosperidad, se decía ampliamente, “estaba a la vuelta de la esquina”.

Y luego estaba la competencia. Studebaker había ofrecido un ocho cilindros desde 1928. Hudson y Nash habían introducido el propio en 1930, y Chrysler estaba a punto de sacar uno. Sin duda alguna la línea de ocho cilindros representaba la mayor tendencia en carros de precio mediano en esos días.

Encargado de la responsabilidad de desarrollar el nuevo motor de ocho cilindros estaba un ingeniero de 27 años llamado John Dolza. Sin embargo los parámetros fueron establecidos por su mentor, el jefe de ingenieros de Buick, Ferdinand Bower. Posiblemente como una medida económica –es difícil concebir alguna otra razón - Bower decretó que el motor de ocho cilindros debía entrar en el mismo compartimento que el motor de seis cilindros. Añadir dos cilindros sin aumentar la longitud total del bloque impuso severas restricciones sobre el joven diseñador en áreas tan críticas como el “bore” y – especialmente - en el tamaño del cojinete. El que haya sido capaz, trabajando con tales limitantes, de producir tres razonablemente buenos motores es evidencia de su genialidad. Esto no supone que los resultados no pudieron haber sido mejores, si Dolza hubiera tenido permiso de agrandar el chasís. ¡Aunque fuera solo una pulgada!

La lógica parece sugerir que una “familia” de motores debió haber sido desarrollada, con intereses en el máximo intercambio y costo mínimo en herramientas. Sin embargo, Bower no se interesó por dicha idea y al final, aunque los tres Buick “de ocho” mostraban obvia semejanza, las diferencias eran suficientes para que cada uno tuviera que ensamblarse aparte. En retrospectiva, la necedad de Bower parecía tanto costosa como tonta y le único razonamiento detrás de su decisión es: “¡ésta es la manera que siempre lo hemos hecho!

Se designaron nuevas Series para 1931. Tomando el lugar del gran modelo 50 y 60 de 1930 estaban los nuevas modelos 80 y 90, ambos impulsados por ocho cilindros de 344.8 pulgadas cúbicas. Los caballos de fuerza fueron calificados a 104, más que los 98 del modelo anterior, el modelo de seis cilindro de 331.4 pulgadas cúbicas. Como remplazo al serie 40 está el nuevo serie 60, con 90 caballos de fuerza generado a partir de un 272.6 pulgadas cúbicas. (Esto representaba un aumento de 9 ½ caballos de fuerza por encima del motor de seis cilindros de 257.5 pulgadas cúbicas usado previamente.) Y para remplazar el Marquette, automóvil de corta vida, había un nuevo Buick, designado el serie 50. Con un precio sólo $35 mayor al Marquette y utilizando la distancia entre ejes de este último, mantuvo un parecido inconfundible con su difunto pariente. El motor 220.7 pulgadas cúbicas generó un resultado muy competente de 77 caballos de fuerza, esto del Buick menos costoso.

Las modificaciones para el modelo de 1931 fueron menores. El serie 60 de 1931 por ejemplo -aparte de su nuevo motor- difería del serie 40 principalmente en su uso de embrague mono disco, en lugar del multidisco tradicional de Buick (extrañamente, ¡los automóviles grandes serie 80 y 90 se aferraron al tipo más antiguo de embrague hasta el año 1936! El estilo también fue casi idéntico al de la línea 1930).

Los tiempos fueron difíciles en 1931 y como casi todos los otros fabricantes – Auburn y Plymouth siendo las más grandes excepciones - Buick experimento otro declive severo en el volumen de ventas ese año. El que la cuota de mercado de la división haya aumentado ligeramente, hasta el 4.76 por ciento, apenas compensado por el hecho de que Plymouth siguió adelante para tomar el tercer lugar para Buick.

El serie 60 de Buick aquí mostrado representa ambos el último y el primero, hablando desde una perspectiva histórica. Como el modelo de 1931, es por supuesto uno de los primeros Buick de ocho cilindros. El alguna vez popular estilo de cuerpo abierto fue ofrecido en los automóviles serie 50, 60 y 90 de ese año, pero para el tiempo que la temporada de 1938 empezaba, los únicos autos abiertos que permanecían –aparte de los convertibles- eran los phaetons, y un año después incluso esos se dejaron. Una era había terminado.

Fuente:
Arch Brown, "Un ocho cilindros en línea para Buick. 1931 Series '60' Roadster", Cars and Parts Magazine, USA. Biblioteca del Museo del Auto y del Transporte de Monterrey.

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